Esto no es libertad

5/8/2025

En 1929, el artista surrealista René Magritte pintó una obra maestra que invita a la reflexión: "La traición de las imágenes". El lienzo mostraba una pipa con una inscripción en francés que decía: «Ceci n'est pas une pipe» (Esto no es una pipa). Y, por supuesto, tenía razón. Lo que vemos no es una pipa real, sino la representación de una pipa. Magritte nos enseñó a cuestionar la relación entre una cosa y su imagen, la distinción entre el objeto y su representación.

Este mismo principio, el de que las cosas no son lo que parecen a simple vista, es una lente perfecta para analizar lo que ha sucedido esta semana en el mundo de los activos digitales. Hemos presenciado avances, alianzas y movimientos políticos que, a primera vista, podrían interpretarse como victorias para la "libertad" y la descentralización. Pero, al igual que la pipa de Magritte, una inspección más profunda revela una realidad diferente. ¿Lo que estamos viendo es un paso hacia la libertad financiera, o es simplemente una nueva representación de las mismas estructuras de poder que Bitcoin buscó reemplazar?

La traición a los ideales

Bitcoin nació de un manifiesto cypherpunk que anhelaba la total autonomía del individuo, lejos del control de los estados y los bancos centrales. Sin embargo, en los últimos años hemos visto a Bitcoin y el ecosistema cripto ser adoptados por figuras políticas y gobiernos, un fenómeno que, lejos de ser puramente libertario, a menudo está ligado a la consolidación del poder.

Consideremos el caso de Nayib Bukele en El Salvador. Aunque su adopción de Bitcoin como moneda de curso legal fue aclamada como un triunfo para la soberanía económica, esta semana su gobierno ha dado nuevos pasos para afianzar un proyecto de reformas constitucionales. Estas reformas buscan una reestructuración del poder judicial y legislativo con el objetivo de permitir la reelección presidencial indefinida, lo que ha generado una fuerte controversia. Lo que a primera vista parece la adopción de una tecnología de libertad, se entrelaza con una agenda política que busca la perpetuación en el poder, una antítesis del ideal descentralizado.

De igual forma, en Estados Unidos, Donald Trump ha intensificado sus críticas a la independencia de la Reserva Federal y a su presidente, Jerome Powell. La independencia del banco central es un pilar de la política monetaria moderna, diseñado para mantener la estabilidad económica sin interferencia política. La retórica de Trump, que aboga por un mayor control político sobre la FED, contradice directamente el principio de independencia y no intervención que el ecosistema cripto valora. Irónicamente, el mismo político que ha mostrado cierto apoyo a Bitcoin, busca un control centralizado sobre el dinero fiduciario.

La infraestructura del nuevo sistema

Al mismo tiempo que los políticos utilizan Bitcoin para sus propias narrativas, el sistema financiero tradicional se adapta y construye la nueva infraestructura cripto a su propia imagen. Lejos de ser un sistema completamente nuevo y disruptivo, es un sistema que abraza la tokenización y la regulación para su propio beneficio.

Países como Bolivia y El Salvador han forjado una alianza estratégica para la regulación de activos digitales. En Estados Unidos, la SEC ha lanzado el "Project Crypto", una iniciativa que señala un nuevo enfoque regulatorio con el fin de modernizar su marco y generar un entorno más claro para la industria. Ambas iniciativas demuestran que el objetivo de las instituciones no es eliminar las criptomonedas, sino controlarlas.

La tokenización, el proceso de digitalizar activos tradicionales en la blockchain, también avanza a un ritmo acelerado. Por ello podemos ver como eToro ha lanzado acciones tokenizadas en la red Ethereum, permitiendo a los inversores negociar fracciones de acciones tradicionales de una manera novedosa. De forma similar, PayPal permitirá a los comercios en EE. UU. aceptar más de 100 criptomonedas como método de pago. Estos son pasos gigantes para la adopción masiva, pero también son la integración de las finanzas tradicionales en la blockchain, no su reemplazo. Es el viejo sistema absorbiendo el nuevo.

El cuadro de Magritte nos enseña a cuestionar lo que vemos. La adopción de Bitcoin por parte de gobiernos y la integración de la blockchain en el sistema tradicional son avances innegables que, a primera vista, podrían parecer la victoria final de un movimiento libertario. Sin embargo, un análisis más crítico revela que esta adopción a menudo viene con un compromiso: la centralización política, la regulación gubernamental y la integración corporativa. La pintura de la pipa no es una pipa. La adopción de Bitcoin por el statu quo no es la libertad que muchos anhelaban. Es, en cambio, la representación de una nueva era, con sus propias reglas y actores.

Un repaso de las noticias más importantes de la semana:

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