Proponen una stablecoin respaldada por el peso chileno
La propuesta planteada por el CEO de OrionX quiere ofrecer mejoras para los pagos mayoristas al traer una mejor liquidez y eficiencia.

Una reciente propuesta liderada por el CEO de Orionx, Joel Vainstein, ha puesto sobre la mesa una propuesta para crear una stablecoin que esté respaldada por el peso chileno, con el propósito de modernizar y optimizar los sistemas de pagos mayoristas en el país. Esta iniciativa titulada "Es hora de una stablecoin chilena para pagos mayoristas", surge como una respuesta a las limitaciones financieras que enfrenta actualmente la economía chilena, tales como elevados costos, demoras en la liquidación de pagos, problemas de liquidez y restricciones de horario.
La propuesta conceptualiza la stablecoin no como una criptomoneda tradicional, sino como un instrumento financiero sólido, cuyo respaldo se basaría en activos tangibles como bonos de deuda pública o depósitos tokenizados. Además, se plantea que su emisión y operación serían supervisadas por el Banco Central de Chile, un factor crucial para garantizar la transparencia, la confianza y la estabilidad del activo digital.
Pagos mayoristas, respaldo financiero y transparencia
Para validar el funcionamiento de esta propuesta, se sugiere la implementación de proyectos piloto en colaboración con bancos y empresas. Estos pilotos se enfocarían en casos de uso reales dentro del ecosistema mayorista, incluyendo pagos a proveedores, transferencias internacionales para importaciones y la gestión de cobros mayoristas. Los resultados de estas pruebas podrían proporcionar datos concretos sobre la eficiencia, seguridad y el potencial de ahorro de costos que ofrecería la stablecoin. De ser exitosos, estos proyectos sentarían las bases para una eventual adopción masiva en Chile y en otros mercados latinoamericanos.
La propuesta considera que, si se cumplen los objetivos, se podría lograr una significativa reducción de tiempos y costos en los pagos mayoristas, una mayor liquidez y eficiencia para las empresas, un incremento en la competitividad regional del país y un fortalecimiento de la confianza en el sistema financiero a través de una mayor transparencia en operaciones de alto valor.