¿Qué va a pasar con el precio de bitcoin en 2026? Aquí 3 predicciones que debes tener en cuenta

Con el 2025 llegando a su fin en medio de un torbellino macroeconómico que ha definido el año —con volatilidades impredecibles, alzas vertiginosas en los precios de las criptomonedas y caídas devastadoras que han diezmado portafolios de traders minoristas e institucionales—, una de las interrogantes que más resuena en foros, redes sociales y conferencias del sector es el destino que aguarda a Bitcoin y a los inversores en el 2026. 

Este año ha sido un campo de pruebas para la madurez del mercado cripto, marcado por la integración de activos digitales en finanzas tradicionales y tensiones geopolíticas que han amplificado tanto las oportunidades como los riesgos, dejando a la comunidad dividida entre euforia contenida y escepticismo profundo. No es casualidad que las discusiones en plataformas como X y Reddit se hayan incendiado con debates acalorados, donde optimistas y pesimistas chocan frontalmente sobre el potencial de crecimiento de Bitcoin, generando un ecosistema de opiniones polarizadas que van desde visiones utópicas de adopción masiva hasta advertencias de un colapso cíclico inminente.

Esta fractura en las perspectivas no es mera especulación; refleja un choque entre narrativas fundamentales que han moldeado el comportamiento del activo desde su génesis. Por un lado, un coro de analistas y firmas de inversión ven en el 2026 el clímax de un superciclo extendido, impulsado por el aval político explícito de la administración Trump, que ha posicionado a Estados Unidos como un bastión pro-cripto con iniciativas legislativas agresivas. 

Por el otro, defensores de los ciclos históricos de cuatro años argumentan que el patrón es inquebrantable: un año de euforia post-halving seguido de ajustes brutales, lo que convertiría al 2026 en un período de contracción inevitable. 

Las estimaciones más recurrentes en informes y podcasts oscilan entre los 150.000 dólares como piso alcista y el millón como techo ambicioso, aunque no faltan las voces disonantes que profetizan un "año negro mayor" o incluso el regreso de un prolongado "invierno cripto", evocando los traumas de 2018 y 2022. 

La tesis del nuevo superciclo extendido de Bitcoin

La tesis del superciclo extendido encuentra su baluarte en la firma de inversión neoyorquina Alliance Bernstein, cuya visión alcista se erige como un faro para los bullishes en un mar de incertidumbre. Los expertos de Bernstein postulan que la agenda regulatoria y legislativa impulsada por la Casa Blanca —calificada como una "misión crítica" para erigir a EE.UU. como la capital global de las criptomonedas— podría reconfigurar el ecosistema entero. Especialmente, considerando que los flujos de capital estadounidense han sido el motor dominante del precio de Bitcoin en los últimos trimestres del 2025.

Históricamente, el activo ha trazado ciclos predecibles atados a los halvings: un año y medio después del evento de reducción de recompensa, bitcoin ha registrado picos de precio con retornos inimaginables. No obstante, los dos años subsiguientes, suelen ser de desplomes por sobre el 80%. Este patrón se considera como fases de acumulación y distribución, y han sido un fenómeno que se ha observado desde el año 2013. 

A pesar de ello, Bernstein sostiene que la tríada de ETF spot aprobados, la aceleración en la adopción institucional y un clima político favorable, podrían estirar el bull market actual hasta mediados o finales del 2026, con un techo proyectado entre 150.000 y 200.000 dólares. Además, anticipan una eclosión en la "temporada de altcoins", con Ethereum y Solana al frente, catalizada por recortes en las tasas de interés y un renovado interés en DeFi y mecanismos de staking que podrían redistribuir liquidez hacia ecosistemas alternativos.

Reforzando esta perspectiva alcista institucional, Grayscale Research ha emitido una predicción que anticipa nuevos máximos históricos para Bitcoin en 2026, desechando explícitamente la tesis de los ciclos de cuatro años como algo que se demostrará incorrecto.

Según su análisis, el mercado actual carece de un rally parabólico previo a reversiones mayores, con el dinero institucional concentrado en productos cotizados en bolsa y tesorerías de activos digitales en lugar de en la actividad en exchanges spot. Además, el entorno macroeconómico es favorable, con potenciales recortes en las tasas de interés y un impulso bipartidista hacia la legislación cripto en EE.UU., lo que podría extender el bull market. 

El informe de Grayscale nota que retrocesos del 25% o más son comunes en mercados alcistas y no indican un downtrend prolongado, alineándose así con la narrativa de un superciclo impulsado por adopción institucional y políticas pro-cripto.

La visión ultra-alcista que apunta al millón de dólares

En un registro claramente más agresivo y separado del consenso institucional, se alinea el influyente analista cuantitativo PlanB, artífice del modelo stock-to-flow (S2F), un indicador que permite proyectar posibles precios de bitcoin basado en los halvings y la escasez de suministro. 

Este analista señala que, aunque el 60% de los inversionistas duda de que Bitcoin supere los 300.000 dólares en el 2026, bitcoin se encuentra sobrevendido en este momento y debería tener un mayor valor. Y es que, basado en la comparación de la escasez de Bitcoin con la de metales preciosos como el oro, su modelo traza un rango para el próximo ciclo entre 250.000 y 1.000.000 dólares.

El promedio más conservador para las predicciones de Plan B es que la criptomoneda logre alcanzar entre los 300.000 a 600.000 dólares, basado en variables como la demanda institucional y la inflación fiat. El analista enfatiza que el precio spot actual de Bitcoin se posiciona por encima de todos los niveles clave de precio realizado —incluyendo promedios de seis meses y dos años—, una alineación que, en revisiones históricas, solo emerge en etapas terminales de bull markets robustos, sin rastro de indicadores bajistas que justifiquen pánico. 

A pesar de las críticas feroces que su modelo enfrentó por fallos en las proyecciones de 2021-2022 —donde el activo no alcanzó los 100.000 dólares prometidos—, PlanB defiende su robustez con vehemencia, proyectando incluso un salto por encima de los 500.000 dólares para 2028 y argumentando que un cierre anual del 2026 superior a los 300.000 dólares sellaría la validación definitiva de su metodología, atrayendo a escépticos de vuelta al redil.

La perspectiva cautelosa frente a los riesgos históricos

Sin embargo, esta narrativa alcista choca de frente con una facción cautelosa que prioriza la prudencia histórica sobre el hype político, tal y como lo ve la famosa firma JP Morgan. Los analistas pronostican un fondo de precios para Bitcoin en torno a los 94.000 dólares —basado en costos de producción— y anticipa un potencial repunte en los próximos 6-12 meses, con un objetivo de casi 170.000 dólares para 2026. 

Este pronóstico se fundamenta en la tendencia descendente de la ratio de volatilidad Bitcoin-oro, posicionando al activo para desafiar la capitalización de mercado de 28,3 billones de dólares del oro —frente a los 1,9 billones actuales de Bitcoin— como un competidor directo en términos de adopción institucional y aceptación en finanzas tradicionales.

En sintonía con esta cautela equilibrada, pero inclinada hacia el pesimismo cíclico, se posiciona Jan van Eck, CEO de VanEck, la gestora que ha capitalizado con maestría sus ETF de Bitcoin spot en el vertiginoso 2025. En una entrevista con CNBC que se viralizó rápidamente, van Eck desglosó la corrección reciente como posicionamientos defensivos, enmarcados por ciclos que no perdona desviaciones. 

Y es que, para él, bitcoin tiene una historia muy clara. Cada cuatro años, el período post-pico, ha sido un baño de realidad negativo. En este sentido, el año 2026, como heredero del auge de 2025, "está destinado a un año profundamente negativo", en sus palabras textuales.

Aunque concede que Bitcoin retiene su estatus como reserva de valor global —parangonándolo con el oro en términos de liquidez y hedge contra inflación—, van Eck flagela dos vulnerabilidades estructurales que podrían lastrar su trayectoria: la amenaza latente de la computación cuántica, capaz de comprometer la criptografía subyacente, y la escasa privacidad inherente en las transacciones de la blockchain. Este último considerado como un lastre en un mundo cada vez más regulado por normas de KYC y AML. 

Como contrapunto, elogia a Zcash como un "primo de Bitcoin con privacidad superior", una mención que ha impulsado su cotización y lo ha catapultado entre las altcoins de mayor rendimiento relativo en el año, ofreciendo a inversores un refugio temático dentro del ecosistema.

En última instancia, el 2026 se erige como el año de la verdad para el ecosistema cripto, donde se someterá a escrutinio si el respaldo político e institucional sin parangón —desde aprobaciones regulatorias hasta flujos de ETF récord— ha logrado fracturar los ciclos históricos de cuatro años o si estos, forjados en la volatilidad intrínseca del activo, reafirmarán su dominio inexorable. ¿Hacia dónde inclina la balanza? ¿Un superciclo que catapulte a Bitcoin a estratos inéditos o un ajuste que recuerde las lecciones del pasado? La respuesta, por ahora, yace en la intersección de datos, políticas y psicología de mercado, una serie de indicadores que podrás leer en Latamblocks.