Datos confirman que el oro y Bitcoin se posicionan como refugios de valor frente a la caída del dólar
En medio de las condiciones económicas globales, el valor del dólar se va debilitando frente a varios activos.
El mercado financiero de 2025 ha mostrado una marcada preferencia por activos de refugio y aquellos que operan fuera del sistema monetario tradicional. Un reciente informe de CryptoQuant destaca que el oro se ha posicionado como el activo con mayor crecimiento, registrando un aumento del 32,47% en lo que va del año, seguido de cerca por la plata, que ha subido un 31,77%. Este posicionamiento de los metales preciosos se debe, en gran medida, a su estabilidad ante la depreciación del dólar estadounidense. En lo que va de 2025, el dólar ha caído un 9,53%, una pérdida de valor que ha impulsado la demanda de activos consolidados como una estrategia para proteger el capital.
En paralelo, Bitcoin ha exhibido un desempeño sólido, con una ganancia del 23,34% en 2025. Este crecimiento lo consolida como el principal activo alternativo del mercado. Aunque la volatilidad de Bitcoin sigue siendo superior a la de los metales preciosos, su sostenido crecimiento en los últimos años refleja una creciente confianza de los inversores en su potencial como reserva de valor.
Un dólar con cada vez menos valor
La depreciación del dólar ha generado una reorientación global de las estrategias de inversión. El debilitamiento de la divisa ha impulsado la demanda de oro, plata y Bitcoin, todos percibidos como refugios de valor. La relación entre la depreciación de una moneda fiduciaria, la inflación y las políticas monetarias expansivas de bancos centrales como la Reserva Federal es directa: la inflación persistente erosiona el valor del dinero, mientras que las políticas monetarias expansivas tienden a debilitar la moneda, fomentando la migración de capital hacia activos que preservan valor. La incertidumbre económica y geopolítica actual también ha acelerado este flujo de capital hacia alternativas no correlacionadas con el mercado tradicional, consolidando el rol del oro, la plata y las criptomonedas como activos de referencia en un contexto de turbulencia económica.
